Mensaje de Kwan Yin canalizado por Nia Beyn el 19-10-10
Amados míos, soy Kwan Yin.Tengo un bello mensaje de Amor para ustedes, queridos.
Sepan que están siendo guiados en un proceso de ascensión hacia vuesra Maestría Interior. Y desde aquí somos muchos quienes los estamos acompañando.
Los Fuegos Sagrados han sido activados en cada uno de ustedes para despertar esa Maestría dormida, así que irán re-descubriéndose como nuevos Seres de Luz.
El Amor Divino, la Sabiduría Divina y el Poder Divino vibran en vuestro interior y eso los hace especialmente luminosos.
Les pido que busquen vuestra propia fórmula de maestría para recuperar el contacto con el Yo-Dios en ustedes.
En estos días les ha sido devuelto el acceso a la Maestría Original, así que ahora solo les queda encontrarla en ustedes mismos.
Algunos ya están listos para esa búsqueda interior, otros aún tienen largos tramos de ruta por recorrer hasta hallar el sendero que los lleve hasta allí.
Por eso habrá muchos Guías en la Tierra cumpliendo la Misión de ayudarlos en eso.
Aparecerán Maestros, Mensajeros, benefactores, personas que tal vez nunca hayan visto y entrarán en sus vidas para darles lo que están necesitando y luego se irán…sin más.
Como aves que realizan un vuelo fugaz sobre el sitio que elegirán para anidar, esas personas rondarán vuestras Almas hasta reconocer la señal. Luego entregarán el mensaje encomendado desde aquí y se retirarán habiendo cumplido su tarea, habiendo depositado los huevos-semillas en el lugar correcto. Son tiempos de siembra para ustedes allí.
Tómense el trabajo de elegir muy bien las semillas para que luego el fruto obtenido de la cosecha sea lo que necesitan y no otra cosa.
Reconozcan bien el terreno donde van a depositar esas semillas y límpienlo de toda maleza.
Abonen la tierra con todos los nutrientes que les esté faltando: Amor, Fe, Misericordia, Perdón…todo lo que alimenta el campo de siembra.
Agréguenle agua, para que no se seque y para que esos abonos puedan penetrar en la Tierra. Las aguas son las emociones. Sin ellas somos como la arena del desierto, que no permite que ninguna semilla pueda nacer y crecer allí, solo las que tienen espinas.
Así que recién cuando todo esté perfectamente cuidado y preparado para la siembra, arrojen las valiosas semillas que hayan elegido sembrar.
Luego no termina el trabajo, queridos míos.
Aquí comienza la parte más comprometida de la tarea. Porque ya han invertido vuestras semillas y vuestro trabajo en esa tierra a la que le han regado y fertilizado.
De modo que entonces tienen que cuidar muy bien esa siembra para obtener una buena cosecha.
El trabajo no es fácil, pero cuando vean asomar los primeros brotes dirán: “Vaya que valió la pena el trabajo realizado!”
Soy Kwan Yin.
Los amo y los bendigo a todos.